27 diciembre 2006

UN DONUTS POR FAVOR

La gran mayoría habréis visto el anuncio de Donuts, donde el protagonista tiene dos días bien distintos si se toma o no un Donuts. Si no se lo toma será el día más horrible y desastroso posible. En cambio comiendo de buena mañana un Donuts todo será de color de rosa, los planetas se alinearán a su favor y todo será coser y cantar.

Bien, ¿por qué hago referencia a este anuncio?, pues por qué desde hace días que no desayuno Donuts y así me van las cosas. Todo empezó el domingo a la mañana cuando sin poder evitarlo, mientras conducía, pisé un hierro en una calle de mala muerte. Tras disfrutar de un buen día de Navidad, me dispuse a volver a casa y cual fue mi sorpresa al ver el pneumático derecho delantero a muy baja presión. Eran casi la una de la madrugada y decidí acudir a una gasolinera que distaba solo dos manzanas. Sorpresa, el aparato de aire estaba fuera de servicio. Intento llegar a otra aun bastante cercana y consigo devolverle a la rueda la presión adecuada pero ya vislumbro que su estado no es el más adecuado. Como pude llegué a casa. A la mañana siguiente la rueda estaba totalmente desinflada y deteriorada. En Sant Esteve también debía utilizar el coche, pero gracias a mi cuñado Vicente no fue necesario, puesto que usamos el suyo para bajar a Barcelona. Sobre las nueve de la noche llegamos a casa y nos dispusimos a cambiar el pneumático en mal estado por el de repuesto para poder, con calma, ir a un taller al día siguiente. Todo fue muy bien, Vicen me ayudo (para ambos era nuestra primera vez), pero otra sorpresa al entrar en casa, había pisado una mierda gigante y todo la suela de la bamba estaba impregnada incluso parte de mi habitación...

Hoy las cosas tampoco me han ido muy bien. Tengo fiesta hasta el 2 de enero en el curro por lo que tenía tiempo para hacer algún que otro recado por la mañana. Lo primero era arreglar el tema del pneumático. He llegado al taller Pneumáticos Tonico en Granollers y después de esperar una hora, me han confirmado mis sospechas. La rueda era inutilizable y habría que cambiarla. Pero el modelo que lleva mi Rover (una segunda marca japonesa) no lo tenían en ese momento y me tengo que esperar a mañana. Lo que pasa es que está tarde viajo a Bilbao para pasar fin de año así que aun no se que haré por que el día 2 que vuelvo necesito el coche para ir a currar.

La mañana no ha acabado aquí. Debía acudir al Ayuntamiento para empadronarme de nuevo debido al cambio de dirección. Otra vez me he ido con las manos vacias, puesto que necesitaba una autorización del titular del contrato (mi madre) para conseguir llegar a buen puerto.

Dos de dos y la mañana perdida. Solo me falta para rematar el día que el vuelo vaya con retraso y que después me pierdan la maleta. Por si acaso, creo que voy a comerme un Donuts...


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