03 septiembre 2007

PORT AVENTURA... Y LA CARTERA MALDITA

Esta semana estará dedicada a hacer un pequeño repaso de las vacaciones veraniegas, desde la maldita cartera hasta la no foto con Caparrós. Ha sido un mes muy fructífero en todos los sentidos, excepto en el económico ya que mi cuenta bancaria está tiritando aun, pese a ello han sido unas vacaciones estupendas.

Todo comenzó el sábado 4 de agosto. La cúpula principal de la Junta primatil más Raquel y la señora presidenta con destino a Port Aventura. Buen plan para pasar un magnífico día y librarnos de todo el estrés laboral. Pero el día peor no pudo empezar, antes de nada decir que la distancia entre Barcelona y/o Parets del Vallés con el parque Port Aventura en Salou es de una hora y un poquito más. Salimos de casa a las 9 y llegamos a nuestro destino... a las 2 menos algo. No salen las cuentas claro está. El motivo, el inicio de la operación salida que nos deparó casi 80 km de eternas colas. Para más inri, al día siguiente la prensa se hacía eco de la noticia y proclamaba a los cuatro vientos que los numerosos peajes (3 en total con casi 7 € de coste ) habían levantando las barreras eximiendo así a los conductores del pago. Hecho totalmente falso, al menos para nosotros, que pagamos religiosamente todos y cada uno de los peajes. ¿De qué sirve una autopista si andando hubiéramos ido más rápido? ¿Por qué tardan casi cinco horas en levantar las barreras?

A las dos menos cuarto llegamos dispuestos a olvidar la pesadilla vivida y a gozar del espléndido día. Primera parada, Mediterraneo, y concretamente Furious Baco. Haré las presentaciones del segundo protagonista de la historia. Furious Baco, atracción inagurada en junio del 2007, tiene el honor de ser la montaña rusa más rápida de Europa. De 0 a 135 km/h en solo 3,5 segundos. 800 metros de longitud que se realizan en apenas un minuto. A todo ello hay que sumarle el hecho de que los pies de los osados pasajeros no tiene ninguna superficie de contacto por lo que es recomendable despojarse de chanclas, sandalias y demás... Natxupichu primera baja, se quedó en tierra. Casualidades de la vida nos tocó montarnos en primera fila, por este orden: Da, Raquel, Marisa y el capipresi. Una vez montados pudimos observar como el vagón anterior al nuestro hacia la salida, sin palabras. Que acojone ver salir ese tren a toda ostia y pensar que éramos los siguientes... No os imaginais cuanto envidié la privilegiada posición de Natxo en esos momentos, viendo los toros desde la barrera pero ya no había vuelta atrás. 3, 2, 1... y zas, salida fulgurante. Me sentí como si fuera uno de esos dibujos animados que al coger velocidad se le deforma la cara. Me subió la bilirrubina y no sé cuantas cosas más pero sin apenas tiempo de reacción ya estamos de nuevo en la casilla de salida. Un minuto a tope de adrenalina. Tras bajar del vagón bastante mareados, Marisa observó que había perdido su cinta del pelo, al oir su comentario hice un repaso general de mi estado y descubrí que la primera protagonista de la historia no estaba junto a mi. ¡¡¡ Había perdido mi cartera !!!

DNI, tarjetas de crédito, carnet de conducir... a los había que sumar 70 € habían pasado a mejor vida. Parte de la atracción se desarrolla sobre el agua por lo que la idea de recuperarla era como encontrar una aguja en un pajar. Los trabajadores de Furious Baco me dieron más bien nulas probabilidades de éxito. En dos días partía hacia Bilbao y necesitaba al menos algún documento acreditativo. Y el día solo acababa de comenzar, menudo desastre. Mientras bajamos lentamente las escaleras que nos devolvían a la realidad, el mundo se me vino encima. Mi cartera había salido volando por los aires en busca de aventuras librándose con pasmosa facilidad de mis traidores pantalones. Ni que tuviera vida propia. Con la cabeza agachada y maldiciendo mi poca previsión vi la luz. Sí, una luz grande y brillante en forma de dos jóvenes que preguntaban si era un tal Daniel. ¿Qué? No era posible, en las manos de estas dos ángeles protectoras estaba mi añorada cartera, la aguja dentro del pajar. Había aterrizado de forma milagrosa junto a ellas. Todo estaba intacto, incluso los 70 €. Jamás podré agradecer suficiente lo que hicieron. Este hecho demuestra dos cosas, que todavía hay gente buena por el mundo y que tengo una suerte increible. Mil gracias a mis porteras recogecarteras favoritas. Sin ellas el día hubiera sido totalmente diferente.

Una vez hube puesto la cartera a buen recaudo el día en Port Aventura siguió. Comimos y nos montamos en casi todas las atracciones posibles, excepto la de la Caida Libre (Marisa y Raquel valientes ellas, si lo hicieron) Fue un día genial pero que aun me tenía deparada otra sorpresilla. Estuvimos un buen rato jugando y derrochando euros en las típicas casetas de Feria. Pescar patitos de goma, carreras de caballos, baloncesto o fútbol, para lograr un peluche o regalo de nuestro agrado. Poca participación tuve en esta fase pero mi día invitaba a probar fortuna. No sé si habréis visto un episodio de los Simpsons donde Homer es engañado por unos feriantes que le roban la casa. El puesto de éstos consistía en meter aros en objetos de mayor tamaño que los aros, por lo que era imposible lograrlo, un timo vamos. Pues yo escogí una caseta del estilo, pero en vez de aros eran pelotas las que había que meter en jarrones o algo parecido. El tamaño de ambos era muy similar. 1 lanzamiento 1€, 3, 2€. Cojo la pelotita y sin pensarlo la lanzo y sorpresa, entra limpia. Fue de esas cosas que intentas mil veces y te sale solo una. De regalo un Scratch gigante con bellota incluida, precisamente el único peluche de todo el recinto que había llamado mi atención. Fue la guinda a un día, que sin haber comido donuts, salió redondo.

Cansados del agotador día abandamos Port Aventura sobre las once la noche. Creo que antes de entrar en el coche ya iba durmiendo. El capipresi conducía pero tuvo que ser relevado por Marisa tras coger una curva recta por quedarse medio traspuesto. Suerte hasta para eso....

Os dejo con el video de un osado que grabó una vuelta desde el interior del Furious Baco y para que quién aun no haya subido sepa lo que se siente. La sensación de tener nada donde reposar los pies y poder hacer fuerza con ellos, como suele ocurrir en el Dragon Khan, hace que la atracción sea aun más increible.



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